LA MÍSTICA DE LOS ÑANDÚES QUEDÓ REFLEJADA EN EL VIVO DE FAM

EL ENTRENADOR PASTOR BRAVO Y LOS ATLETAS NICOLÁS MELGAREJO, LIDIA ZALAZAR Y MARCELA ARZAC CHARLARON CON EZEQUIEN BRAHIM EN EL ESPACIO DE DIÁLOGOS, QUE PUEDE REVIVIRSE POR EL IGTV DE LA FEDERACIÓN: @WEBFAMOK
24-07-2020

 

“Constancia, trabajo y disciplina” es el lema que pregona la Agrupación Atlética Los Ñandúes desde hace 31 años. Esos conceptos le pertenecen a uno de los mentores de la institución como lo fue el gran entrenador y formador de atletas Manuel “Manolo” Rivera, quien dejó –sin dudas- un legado que en la actualidad continúan desarrollando sus directivos, entrenadores y atletas.

Y así lo dejaron de manifiesto sus representantes Pastor Bravo, Marcela Arzac, Nicolás Melgarejo y Lidia Zalazar, representantes de la nueva era de los Ñandúes, en la trigésima emisión del ciclo de “Diálogos en Vivo de FAM”, con los protagonistas del atletismo metropolitano, que se transmitió (y puede volver a reproducirse) por el canal de Instagram Tv de la federación (@webfamok), con la conducción del periodista y atleta Ezequiel Brahim.

 “Logramos organizarnos sin perder la esencia que transmitía Manolo, que decía que más que formar atletas, tenemos que formar personas”, aseveró Marcela Arzac, actual tesorera de la agrupación, que –sin embargo- dejó en claro que en esencia “primero somos atletas, solo que ahora nos tocó ocupar un cargo en la comisión directiva”.

Por un mismo carril se pronunció el entrenador y atleta Pastor Bravo: “Llenar el vacío que dejó Manolo Rivera no fue fácil”. Y afirmó: “Somos una agrupación formadora de personas. Compartimos los ideales y los valores que puso en marcha Manolo Rivera. A él le gustaba trabajar con los más chicos, donde están las semillas.”

Esas ideas se basan en que Rivera “programaba que a las personas les causara felicidad hacer atletismo” y “nos enseñaba a que tengamos confianza en lo personal y en el equipo”, explicó Bravo, que redondeó el concepto diciendo que “eso nos inspira sueños y motivaciones”.

“El legado que nos dejó Manolo es quebrar alguno de sus récords, porque él así lo quería”, remarcó Bravo, quien además tiene estudios facultativos en medicina y practica atletismo como federado desde 1980 cuando lo conoció a Rivera, con quien incursionó desde 100 metros hasta maratón e incluso dio pasos por el salto en alto y el lanzamiento de la jabalina.

Justamente si de hacer escuela se trata, Los Ñandúes cuentan con distintas sedes de entrenamientos distribuidas en la zona oeste, en el polideportivo Gorki Grana de Morón donde se desempeña Pastor Bravo junto a Eduardo Cardoso, en el Parque Saavedra de la mano del actual presidente de la agrupación Marcelo Ibañez, en el CeNARD donde Mario Aguilera pule detalles de los atletas dedicados al alto rendimiento, y en el parque que se encuentra frente a la facultad de Veterinaria y Agronomía, allí donde funciona el equipo liderado por los experimentados entrenadores Claudia Otero y Abel Córdoba, quienes además coordinan la escuelita de atletismo que a partir de este año incorporó a la profesora Claudia Kocalka.

“Tenemos el 30 por ciento de la agrupación entre atletas U12 y U23. El requisito que tenemos es que estudien, que terminen la escuela secundaria, porque no todos terminan llegando a ser figuras en el atletismo”, destacó Arzac, que este año cumplió 25 años como atleta federada, gracias a que “de la mano de Manolo empecé con distancias de fondo hasta llegar a correr 6 maratones. Entre ellas, participé de un mundial Master y llegué a ser medalla de bronce en maratón”.

Asimismo, el entrenador aclaró que otra doctrina que persiguen en Los Ñandúes está en que “no nos desesperamos por los resultados. El atletismo bien hecho es un trabajo de paciencia, pese a que somos una agrupación super competitiva”.

 Fruto de esa perseverancia y esfuerzo, “el año pasado fue el 30º aniversario de la agrupación, nos pusimos como objetivo ganar la Copa Metropolitana de Clubes de Cross y lo logramos”, expuso Arzac y agregó el dato de que “tuvimos 110 atletas y ahora estamos en 140 federados”.  

En la charla en vivo con Ezequiel Brahim, a través del IGTV de FAM, también participaron los atletas Nicolás Melgarejo y Lidia Zalazar, quienes rememoraron sus inicios en la mítica agrupación.  

“Arranqué por mi viejo, Rubén, a los 8 o 9 años. Lo hacía como un juego. El corría en los cross y yo me anotaba en las series que se hacían en GEBA o Banco Central, como libre. A Manolo le gustaban mis resultados, que eran positivos, y a los 13 me enfoqué y comencé a entrenar con él a distancia. A los 16 años dejé todo, hasta que a los 19 empecé de nuevo, entonces volví con Mario Aguilera, que se dedicaba a entrenar fondo que es lo que más me gusta”, narró Melgarejo.

Además, el fondista rememoró su primer viaje a un campeonato nacional vistiendo la camiseta de FAM: “Cuando arranqué en cadetes (U16) hice la marca para mi primer nacional en la Pampa. En esa época corría con ropa de futbol, hasta con botines. Pero tuve la experiencia de viajar con varios chicos que todavía siguen estando, como Félix Sánchez, Fausto Alonso y Dante Mansilla, con quienes fuimos a los últimos nacionales de cross”.

Fiel a la escuela de Los Ñandúes, Melgarejo corrió todas las distancias desde los 800 metros hasta su debut en los 42 kilómetros en el Maratón de Buenos Aires 2019: “Los chicos me ayudaron bastante en mi primer maratón. Félix Sánchez me tiró los primeros 30 kilómetros”, recordó el fondista de 30 años, que a su vez valoró que “la amistad que se hizo hoy en día en el atletismo, pese a que seamos de diferentes clubes, es buenísima”.

Y con respecto a la competitividad, el deportista destacó que “está bueno tener una rivalidad, por la motivación que genera, pero a la vez esta bueno que haya una amistad que permita ayudarnos entre nosotros a conseguir una mejor marca o hacer una mejor carrera”.

Por su parte, Lidia Zalazar representa a la camada de atletas de la agrupación que provino desde la competición en pruebas de calle hasta dar el salto de calidad en las pistas.

“Hice todo al revés (jaja). Arranqué con distancias largas y terminé en medio fondo”, relató la corredora que se unió a Los Ñandúes gracias a que “me entrenaba en la pista del Parque Chacabuco, corría mucho en calle. Ahí lo conocí a Emilio Lini (delegado de la institución) y por recomendación de él llegué a la agrupación. Así fue que comencé a entrenar con Claudia y Abel Córdoba. Ahí aprendí lo que es el atletismo y en la pista sentí la pasión por el atletismo”. 

“Cuando corría en calle veía a los Ñandúes y sabía que era una institución importante. También que eran muy selectivos para ingresar, lo cual me dio mucha satisfacción cuando me dejaron hacerlo, porque fue como cumplir un sueño”, se enorgulleció Zalazar.

Otro aspecto que recordó la atleta en el encuentro virtual con FAM fue sobre su grata experiencia en el campeonato mundial Master en Málaga 2018: “Ir al mundial fue lo mejor que me pasó. Con correr 800 metros ya estaba feliz. Pero después corrí 1500 y clasifiqué por un segundo a la final, nunca me lo hubiera imaginado con el alto nivel que había de atletas. Lloraba de la emoción, era algo impresionante. Cuando corrí la final me salió un 5 minutos, 15 segundos, mi mejor marca personal”.  

“Nunca me hubiese imaginado clasificar a una final de un mundial. Se dio gracias a Abel y Claudia que me convencieron con su insistencia en que tenía que ir a competir al mundial. Por eso trabajé y entrené mucho para estar”, concluyó Lidia Zalazar.

Reviví esta charla completa y todas las del ciclo… ingresando al IGTV de FAM: @webfamok

 

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