CAPITULO 6 – LA VISITA JAPONESA DEL 33
Japón es uno de los países más relevantes del olimpismo mundial y tendrá la histórica misión de recibir por segunda vez (en Tokio) los Juegos Olímpicos, que ya albergara en 1964.
Pero en la década del 30, el deporte japonés recién se había incorporado al movimiento olímpico y aún no tenía el potencial que desplegó desde entonces. La participación de Japón en los Juegos de Los Angeles (1932) está considerado un hito histórico para el deporte de su país, sobre todo por los resultados en atletismo y natación.
Y en 1933, Japón envió una delegación (reducida) de atletas para una gira sudamericana, que incluyó eventos en Buenos Aires y Sao Paulo.
En agosto de ese año, los mejores valores argentinos de aquel momento pudieron competir con algunas de las figuras japonesas en un torneo que, si bien no registró marcas relevantes, quedó como un hito entre los eventos internacionales en nuestro país.
La figura entre los visitantes era Kenkichi Oshima, quien venía de obtener la medalla de bronce del salto triple en los Juegos Olímpicos con 15.12 metros, en una prueba ganada por su compatriota Chihihei Nambu.
Oshima compitió en Buenos Aires, aunque no en su especialidad. En los 100 metros quedó tercero, triunfando allí Antonio Sande (luego 4° con el relevo olímpico en Berlin) al marcar 11s.0, seguido por Juan Carlos Maglio. Y en salto en largo se vio el gran duelo entre Oshima (6.88) con nuestro recordman –de esa prueba y del decathlon- Héctor Berra, quien se impuso con 7.12 metros.
Oshima también estuvo en los Juegos de Berlin, donde terminó 6° mientras en sus dos compatriotas Naoto Tajima y Masao Harada concretaban un histórico doblete con oro y plata. Oshima fue el abanderado de la delegación japonesa en Berlin y, como hablaba fluidamente el alemán, lo llevaron a hablar con el propio genocida Adolf Hitler (éste creyó que estaba tratando con un “attaché” de la Marina japonesa)… A su retiro del atletismo, Oshima fue periodista en el diario más grande del mundo, el Mainichi Shimbu, vicepresidente de la Universidad de Osaka y, también, miembro de honor del Comité Olímpico Internacional.
Otro de los valores destacados que visitó Buenos Aires fue Kosaku Sumiyoshi, quien se impuso en lanzamiento de jabalina delante de Pedro Diturbide. Participante en los Juegos de Amsterdam 1928 (donde no pasó la clasificación) y Los Angeles (1932), Sumiyioshi consiguió un registro personal de 66.42 m. en Viena, que lo ubicó entre los mejores especialistas de aquellos comienzos de la década.
En Buenos Aires también compitió en otras pruebas: fue tercero en salto en alto con 1.70 (allí los argentinos Bosetti y Pedro Furné marcaron 1.85 y 1.75 respectivamente) y también tercero en triple con 13.47, detrás de los locales Mario Quesada (13.79) y Pedro Aizcorbe (13.56).
En salto con garrocha, el japonés Sueo Oe se elevó hasta 3.95 m. y ganó con amplia ventaja sobre Furné (3.40) y Horskodder (3.30). El único argentino que estaba en condiciones de competir con Oe era el recordman sudamericano Diego Pojmaevich pero justo en aquel momento realizaba una gira europea (con el velocista Carlos Bianchi Luti y el fondista Luis Oliva), que le permitió elevar su marca hasta 4,11 m., que tendría casi tres décadas de vigencia para nuestro país. Oe alcanzó el podio en los Juegos Olímpicos de Berlin –su compañero de entrenamientos Shuhei Nishida fue medalla de plata- y en 1937 estableció el récord de Japón con 4,35 metros, una marca que recién pudieron batirle dos décadas más tarde. Enrolado en la Marina Imperial durante la Segunda Guerra Mundial, murió en diciembre de 1941 en la batalla de Wake Island.
Otro de los visitantes fue el vallista Yukio Fukui, quien tenía como antecedente sus victorias en los Juegos del Lejano Oriente. Aquí ganó los 400 vallas con 56s8 y también los 110 m. sobre nuestro gran especialista y por entonces juvenil Juan Lavenás (semifinalista olímpico en Berlin). En esa prueba de 110 el tercer lugar fue para Juan Alfonso Dyrzka, el padre de quien sería uno de los más grandes atletas argentinos de todos los tiempos, Juan Carlos.
Las pruebas de mediofondo fueron dominadas por otro visitante, Fujieda, tanto en 800 (1m56s8) –seguido aquí por Carballeira y Gallardo- como en 1.500. En los 800 se esperaba un gran duelo con Juan Carlos Anderson, que venía de consagrarse con su triplete (400, 800 y posta larga) en el Sudamericano de Montevideo. Pero Anderson declinó en los tramos finales. “Estaba poco entrenado –indica la crónica de la época- Anderson iba en punta, pero aceleró a 300 metros de la meta. En la última recta se quedó y ganó el japonés Fujieda. Desde entonces, cuando sus amigos quieren hacer entrar en calor al flemático Anderson basta con que le digan: Che, ahí viene un japonés”… En los Nacionales, a fin de temporada, Anderson recuperó su título de los 400 llanos con 49s.5 y también con la posta larga.