(GENTILEZA DE PRENSA ATLETISMO SUDAMERICANO)
El atletismo sudamericano ha concluido su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio con un positivo saldo de dos medallas de oro, dos de plata y otra de bronce, además de tener un total de ocho clasificación en el top 8.
Representa, en conjunto, una de las mejores producciones del historial, sólo superada por Beijing 2008 cuando se registraron dos triunfos, una medalla de plata y dos de bronce, con seis ubicaciones en el top 8. Todo esto va en una línea de cierto repunte que el atletismo sudamericano ha experimentado en su participación olímpica en las últimas dos décadas, de acuerdo a esta síntesis:
Atenas 2004: una medalla de bronce, total de 6 ubicaciones en el top 8
Beijing 2008: 2 de oro, 1 de plata, 2 de bronce, total de 6 ubicaciones en el top 8
Londres 2012: 1 de plata, total de 10 ubicaciones en el top 8
Río 2016: 2 de oro, 1 de plata y total de 11 ubicaciones en el top 8
Tokio 2020: 1 de oro, 2 de plata y 2 de bronce, total de 8 ubicaciones en el top 8.
Pero, más allá de estos números, hay varios aspectos relevantes a considerar. Uno de ellos es que esta actuación en Tokio se da en el marco de un extraordinario nivel global, es suficiente con ver los resultados, récords y actuaciones que la mayoría de los campeones y medallistas han producido en estos Juegos. Para muchos expertos, se trata de “los más extraordinarios Juegos” en cuanto a valía técnica desde México 68. La evolución tecnológica –que se manifiesta en todos los aspectos del deporte- y los nuevos sistemas de preparación dan como resultado esta evolución global, con algunos resultados asombrosos, como ocurrió en el caso de los 400 metros con vallas de hombres.
A la vez, el fenómeno “globalización” es más ostensible. Un país europeo como Italia desafía a las tradicionales potencias del sprint como estadounidenses, canadienses y caribeños. Aparece un lanzador de la India al frente del lanzamiento de jabalina. La “ola africana” en las carreras de fondo, que ya se extiende por más de medio siglo, ha copado esas distancias: y ahora no sólo con los atletas que surgen de cada uno de esos países (a Kenya y Etiopía ahora se les agrega Uganda como una potencia) sino que muchos talentos africanos –ya sea por cuestiones económicas, humanitarias o profesionales- aparecen ahora representando a otros países. Lo vimos este domingo en el maratón donde países como Holanda, Bélgica, Suiza, España (y hasta EE.UU.) contaban con maratonistas… surgidos de Africa. Eso hace aún más valiosas las performances de nuestros propios corredores, para quienes insertarse entre los 20 o 30 primeros ya representa una verdadera hazaña.
Y otro aspecto que también marca estos Juegos de Tokio es que se realizaron en el marco de una pandemia global, que viene asolando al mundo desde principios de 2020. Primero, obligaron a su aplazamiento por un año –algo inédito en la historia olímpica- y felizmente pudieron concretarse. El azote del covid-19 ha causado millones de víctimas, un dolor inmenso en casi todo el mundo. En nuestra región y en el caso específico del atletismo se nos han ido distintas personalidades en los últimos meses, víctimas de esta situación (como los entrenadores Luis Chocho, Augusto Málaga, Luiz de Oliveira, entre otros).
Y esa misma pandemia trastocó toda la planificación del atletismo, además de los dolorosos costos personales. Entre confinamientos, restricciones sanitarias, limitaciones de viajes y cancelación de competencias (casi todo el 2020), numerosos atletas dejaron la actividad. Y los atletas de elite en cada país, que trataron de mantenerla, lo hicieron con muchas limitaciones. El esfuerzo de las federaciones y sus directivos, la pasión de los atletas y de toda su comunidad (entrenadores, jueces, allegados) permitió que, pese a todo, el atletismo siga adelante y que gran parte de nuestros valores de elite pudieran llegar en las mejores condiciones posibles a cumplir su sueño olímpico.
La venezolana Yulimar del Valle Rojas, con su medalla dorada del salto triple, confirmó todas las esperanzas que se depositaban ella y le dio al atletismo de su país el primer título olímpico de su historia, que se une a su medalla de plata en Río 2016 y a sus bicampeonatos mundiales, tanto indoor como outdoor. Pero Yulimar, bajo la guía del cubano Iván Pedroso desde su base de trabajo en Guadalajara, cercanías de Madrid, produjo mucho más, uno de los grandes impactos en el Estadio Olímpico: el récord mundial de 15.67 metros, logrado con su último intento y que terminó con una de las marcas más antiguas en las tablas, la que ostentaba la ucraniana Inessa Kravets (15.50 m en el Mundial de Gotenburgo), lograda en agosto de 1995, cuando la propia Yulimar aún no había nacido.
En los 400 metros llanos, que concentraron al mejor “field” de la última década, el colombiano Anthony José Zambrano también hizo historia con su medalla de plata en 44s.08, detrás del bahameño Gardiner, tal como ocurriera en el Mundial de Doha. Se trata del primer velocista de nuestra región que llega al podio en una prueba tan exigente y a su paso por las semifinales fijó el tope sudamericano en 43s.93. Otra colombiana, Sandra Lorena Arenas, coronó el ascenso que las marchistas de nuestra región exhibieron durante las últimas temporadas en el circuito mundial: medalla de plata sobre 20 kilómetros, escoltando a la italiana Palmisano. Y la primera mujer sudamericana en un podio olímpico de marcha. Allí también la brasileña Erica Rocha de Sena estuvo a un paso de acompañarla, pero la última tarjeta –y el período final en boxes- lo impidieron.
El brasileño Thiago Braz da Silva ya había ingresado en el Olimpo del atletismo con su triunfo del salto con garrocha en Río de Janeiro, en un concurso donde fijó la mejor marca de su vida (6.03 m) y el tope sudamericano. Los tiempos han cambiado bastante en su especialidad y el propio Thiago tuvo que penar con una seguidilla de lesiones en las últimas temporadas. Pero volvió a demostrar la jerarquía de los grandes al alcanzar su puesta a punto y su máximo rendimiento en la cita olímpica, llevándose la medalla de bronce con 5.87 m. El nuevo rey de la especialidad, y uno de los fenómenos más convocantes del mundo atlético en la actualidad, por su personalidad, su capacidad competitiva y su carisma es el sueco Armand “Mondo” Duplantis, quien se llevó el triunfo, con el estadounidense Chris Nilsen en el segundo puesto y Thiago una vez más en el podio.
Y otro brasileño, Alison Brendom Alves dos Santos, mostró porque es la más notable aparición del atletismo sudamericano de los últimos tiempos. Su progresión parece incontenible, venía de cinco récords sudamericanos consecutivos, a sus 21 años. Y ahora fue uno de los protagonistas de “la carrera del siglo”, en la que el noruego Karsten Warholm estableció un récord mundial inimaginable para los 400 metros con vallas en 45s.92, seguido por el estadounidense Ian Benjamin, también debajo del tope anterior. Alison logró la medalla de bronce con 46s.72, un registro que apenas un mes antes hubiera significado… el récord mundial. Sencillamente asombroso, por Alison y por todos los que protagonizaron esos 400v increíbles.
También desde Brasil se mantuvo la jerarquía de Darlan Romani, el notable lanzador de bala, que ya había logrado el 5° puesto en Río y ahora –después de superar mil y una dificultades- también llegó a Tokio para desafiar a los mejores. Sus 21.88 m. lo elevaron al cuarto puesto, el mejor que jamás haya logrado un atleta sudamericano en esta prueba.
Atletas como la panameña Gianna Woodruff en 400 vallas, la venezolana Robeilys Peinado en garrocha y el colombiano Mauricio Ortega también se dieron el gusto de estar en el 8, además de otro grupo que consiguió llegar a las finales en sus pruebas.
Los nuevos récords sudamericanos
Hombres, 400 metros llanos: 43.93 Anthony Zambrano (Colombia)
Hombres, 400 m. con vallas: 46.72 Alison Brendom Alves dos Santos (Brasil)
Mujeres, 400 m. con vallas: 54.22 Gianna Woodruff (Panamá)
Mujeres, salto triple: 15.67 m. Yulimar Rojas (Venezuela) –réc mundial y olímpico
Otras plusmarcas nacionales
Mujeres, 3.000 m. con obstáculos: 9:36.43 Tatiane Raquel da Silva (Brasil)
Mujeres, posta 4×100 metros: 43.69 Ecuador